«Hipnonautas»; un espectáculo diferente por The Citizen
Una de las mayores complicaciones de cualquier tipo de espectáculo actual, y más concretamente en los shows de hipnotismo, es que se caiga en el fenómeno “esto ya lo he visto”. Porque la sociedad ya no es la de hace 50 o incluso 20 años, ahora la información fluye a una velocidad pasmosa y cualquier recurso es mostrado en internet en un breve lapso de tiempo. Buscar la sorpresa es, por decirlo de alguna manera, materialmente imposible. Ha llegado un momento donde lo importante no es lo que haces, sino como lo haces. Y ese, el modo de actuar, es uno de los grandes aciertos del espectáculo “hipnonautas”.
Jorge Astyaro, alma mater del espectáculo, presenta un show inteligente, que se nota que est muy trabajado. Porque uno de los riesgos de los shows de hipnotismo es que habitualmente solo una o dos personas intervienen y “sienten” el show, quedando el resto del público como meros espectadores, con lo que se pierde la posibilidad, muchas veces irrepetible, de vivir el hipnotismo. Pues bien, Astyaro ha conseguido compaginar acertadamente las dos facetas del espectáculo, porque por un lado puedes ser espectador, pero por otro lado te permite también ser protagonista. Pero no una o dos personas, que suele ser lo habitual, sino que consigue que más una decena de personas vivan desde dentro la magia del hipnotismo.
Su puesta en escena es sencilla, limitándose a un escenario con una serie de sillas, haciendo que el espectador no se distraiga del elemento esencial, la sugestión. El show esta muy bien pensado. Va de menos a más, intercalando explicaciones con humor, introduciendo poco a poco al público en la magia del hipnotismo, que se vayan sintiendo como se va saltando etapas, ascendiendo en la implicación hasta llegar a un “fin de fiesta” realmente divertido y original.
Hay que señalar que Jorge Astyaro está considerado uno de los hipnotistas más reconocidos del mundo, y se le nota la experiencia en saber manejar las emociones. Sin duda es un show muy recomendable, donde sus casi dos horas de espectáculo no se hacen tediosas en ningún momento.